“Fuego en los Huesos: Voces que No Se Apagan”

“Sin embargo, si digo que nunca mencionaré al Señor o que nunca más hablaré en su nombre, su palabra arde en mi corazón como fuego. ¡Es como fuego en mis huesos! ¡Estoy agotado tratando de contenerla! ¡No puedo hacerlo!” ‭‭Jeremías ‭20‬:‭9‬ 

El profeta Jeremías dijo: “Había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude” Jeremías 20:9. El profeta sabía lo que era sufrir por predicar. Muchos lo despreciaron, lo encarcelaron y lo humillaron, pero nada logró apagar el fuego de Dios en su interior. 

Ese pasaje siempre me recuerda a mi padre, que empezó su pastorado en el Perú siendo aún muy joven, cuando los evangélicos no eran aceptados. Hasta la Constitución de 1979, el catolicismo fue la religión oficial del Estado peruano, así que los cristianos evangélicos  podían reunirse, pero eran vistos con desconfianza y hasta hostilidad en muchas comunidades. Recuerdo que sus historias sobre cómo se les discriminaba o se les denominaba: “sectarios” o “protestantes”me llenaban de admiración por todo lo que tuvo que pasar. Como eran los años de la expansión del evangelio en el Perú, esos primeros “evangelistas” fueron marginados, insultados o hasta agredidos.

También mi suegro, pastor y evangelista en los años de 1980 al 2000, aun enfermo, no dejó de predicar. Sus vidas fueron faros de valentía dando honor al mensaje de Dios aún en medio de oposición y dolor. 

Hoy escribo estas líneas desde Dallas, Texas, y redacto este devocional muy conmovida al escuchar la noticia del asesinato de Charlie Kirk, ayer vi decenas de banderas a media asta en casi dos horas de viaje por carretera. Charlie fue un joven que, con denuedo y perseverancia, proclamó a Cristo en un mundo cada vez más hostil a la verdad. Pero también me conmueve y pienso en la comodidad que tenemos ahora para compartir nuestra fe y tengo que hacer la comparación que justamente por esa “comodidad” muchos han dejado de evangelizar. La vida de los héroes modernos de la fe debe desafiarnos a no dejar que el fuego del Evangelio se apague en nosotros.

Así como recordamos el texto de Jeremías debo resaltar el valor de Pedro y Juan:

“Y llamándolos, les ordenaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús. Mas Pedro y Juan respondieron, diciendo: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque nosotros no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.” Hechos 4:18-20

La enseñanza para nosotros hoy es clara: si Cristo realmente ha transformado nuestra vida, no podemos callar. Lo que hemos visto y oído en Él debe ser compartido, aunque el mundo nos presione para guardar silencio, aunque nos amenacen, o perdamos popularidad, aunque se burlen o difamen, el fuego del Espíritu Santo seguirá consumiendo nuestro interior porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.

Por eso la oración que levanto hoy es que el Señor levante a más jóvenes como Charlie, y también a los mayores, como yo, que aún tenemos fuerzas para proclamar que Jesús es el camino, la verdad y la vida. Que el mismo fuego que ardía en Jeremías, en mi padre, en mi suegro, en mi esposo e iglesia arda también en esta generación. El Fuego que Trasciende Generaciones.

Oración: Señor, en medio de la oposición de este mundo post cristiano, aún en la enfermedad o del dolor, en medio de las lágrimas y de las pérdidas, pon tu fuego en nosotros. No dejes que tu iglesia se apague. Levanta voces valientes, jóvenes y mayores, que anuncien con pasión que solo en Cristo hay vida eterna. Amén.

Con amor

Martha Vilchez de Bardales