Advertencia a los malos pastores

“¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi rebaño! dice Jehová. Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de Israel a los pastores que apacientan mi pueblo: Vosotros dispersasteis mis ovejas, y las espantasteis, y no las habéis cuidado. He aquí que yo castigo la maldad de vuestras obras, dice Jehová. Porque tanto el profeta como el sacerdote son impíos; aun en mi casa hallé su maldad, dice Jehová. Por tanto, su camino será como resbaladeros en oscuridad; serán empujados, y caerán en él; porque yo traeré mal sobre ellos en el año de su castigo, dice Jehová.” Jeremías 23:1-2;11-12.

En el capítulo anterior Dios puso en boca de Jeremías palabras de juicio y destrucción contra los reyes de Judá. Esta vez fue el turno de los profetas infieles. En esos días los reyes y otros líderes, eran llamados “pastores”; por lo tanto este término no necesariamente tenía un contexto espiritual, sin embargo aunque Jeremías habló a los líderes en un sentido general, tenemos que ver el énfasis de exhortación a los líderes espirituales.

Desde el inicio del verso hay una contradicción, a ellos se les llamó “pastores”, título honorable que merece ser honrado, pero a la vez “destructores” porque en vez de mantener a las ovejas unidas y alimentadas, se preocuparon más por enriquecerse. Estos líderes se apropiaron de un título sólo para sentirse superiores, reclamaron respeto y admiración, pero no hicieron nada para alimentar al rebaño. Estos líderes religiosos hipócritas, se hicieron de casas, lujos, terrenos y todo a su nombre, pero no compartieron nada con las ovejas, fueron tiranos con ellos, en vez de darles protección les mintieron para sacar provecho.

Dios estaba profundamente disgustado con estos pastores; porque al ejercer la tiranía sobre el pueblo, no sólo hirieron a las ovejas, sino que también hirieron y deshonraron a Dios, de quien habían recibido el honor de ser pastores de su pueblo.

Las ovejas se dispersan cuando sus cuidadores dejan de enseñarles el camino, cuando dejan de alimentarlas, cuando están tan ocupados con alimentarse ellos mismos que dejan de cuidar si ellas se escapan del rebaño. En los días de Jeremías el rebaño estaba completamente disperso. Algunos judíos fueron llevados a Babilonia y a las naciones como cautivos, otros se fueron a Egipto como refugiados. ¿Por qué tanto desorden? Jeremías demandó que todo esto tuvo su inicio cuando los líderes dejaron de guiar al pueblo de Dios.

Ninguno de los últimos reyes de Judá, desde Josías, Joacaz, Joaquín, Eliaquim, y Sedequías, tuvo ninguna preocupación espiritual por el pueblo de Dios, sólo se preocuparon por alcanzar el poder para robar, pero los guías espirituales desgraciadamente hicieron lo mismo, hablaron cosas agradables para hacerse imprescindibles, pero dejaron de corregir y alimentar al pueblo de Dios.

Este mensaje es muy apropiado para el tiempo que hoy vivimos, existe una gran necesidad de líderes espirituales que apacienten al pueblo de Dios. Siervos que trabajen por amor a Dios con total entrega, que den la Palabra a las ovejas hambrientas para que conozcan lo que es el Verdadero Temor a Dios. Sin embargo con los templos cerrados esta tarea se hizo muy difícil, más los verdaderos pastores nunca dejarían a sus ovejas sin el alimento apropiado para seguir creyendo en las promesas de Dios.

Jesús le dijo a Pedro que la evidencia del amor a las ovejas era alimentarlas, por eso le dijo: “Apacienta mis ovejas”. Los que han asumido en obediencia el mandato de ser pastores espirituales tienen una forma maravillosa de demostrar cuánto aman a Cristo y es alimentando a las ovejas del Señor. Pero esta orden es también para los que tienen personas a su cuidado, llámese una madre, un padre, una tía, un abuelo, un maestro, un empleado, es decir todo el que recibe la Palabra la debe compartir con otros, así demuestras tu amor por Cristo.

Ninguno quiere recibir el título de "mal pastor", para no serlo, no olvides compartir la guía de Dios a quienes amas.

Por favor lee la palabra, medita en ella, conversa con Dios, Él tiene mucho que decirte, pero lo sabrás al leer su precioso mensaje de amor.

Con amor

Martha Vílchez de Bardales

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