Basta de odio
- IB La Molina

- 15 abr 2021
- 3 Min. de lectura
Y se había puesto de acuerdo con Joab hijo de Sarvia y con el sacerdote Abiatar, los cuales ayudaban a Adonías. Pero el sacerdote Sadoc, y Benaía hijo de Joiada, el profeta Natán, Simei, Rei y todos los grandes de David, no seguían a Adonías. Y matando Adonías ovejas y vacas y animales gordos junto a la peña de Zohelet, la cual está cerca de la fuente de Rogel, convidó a todos sus hermanos los hijos del rey, y a todos los varones de Judá, siervos del rey; pero no convidó al profeta Natán, ni a Benaía, ni a los grandes, ni a Salomón su hermano. 1 Reyes 1:7-9.

Adonías, el hijo del rey que no estaba acostumbrado a tener límites correctos, era astuto para lo malo, la falta de disciplina lo volvieron atrevido, astuto para lo malo y mañoso para lograr hacer su voluntad.
Este hijo sin disciplina, buscó a las personas más fieles de su padre para montar el complot de hacerse rey, en contra de la voluntad de Dios, el que estaba detrás de ese acto de rebeldía no era otro sino el mismo Satanás, porque provocó en el joven la sensación de que David era un pobre viejo decrépito y sin inteligencia para decidir bien.
Tratemos de pensar bien de Adonías, es verdad que fue demasiado consentido, pero debió amar a sus padres, debió amar a su nación, quizá el querer tomar el trono fue una buena intención, quizá él pensó: ¿Cómo iba a reinar un joven de dieciséis años (Salomón)?
Sigamos pensando bien de Adonías, antes de tomar la decisión de hacerse rey quizá lo pensó bien y por eso buscó a los líderes de David para consultarles si era correcto que su viejo padre tomara decisiones tan a la ligera. Por eso, cuando conversó con el sacerdote Sadoc, se encontró que él estaba también dudando de la coherencia e integridad de David, lo mismo con el general Joab, compañero de milicia de David, él también estaba desilusionado del Rey, Con todos estos antecedentes quizá Adonías pensó: MI padre ya no es sabio, y el colmo de haberse casado siendo tan viejo, con una jovencita para que le abrigara los pies lo hizo todavía sentirse más amargado: ¿Cómo era posible que haya aceptado casarse con una jovencita hermosa para que durmiera con él?
Este trío de supuestos líderes bien intencionados se unió para provocar la derrota del Rey David, el ungido de Dios, todos ellos, que una vez fueron fieles, ahora montaron el escenario para acabar con el amigo. Así es el obrar del diablo, monta atmósferas donde es necesario actuar, supuestamente con “buena voluntad”, pero alguien que se queda mirando lo malo de quienes lo rodean, termina desilusionado de su esposa, molesta con el esposo, frustrado con sus hijos, herido por sus amigos, decepcionado de sus parientes, etc, este desilusionado cree que hay que actuar, no importa si eso significa provocar rumor, plantar cizaña, mentir, exagerar y provocar separación.
Detrás de cada escenario donde prima la falta de perdón, la ambición personal, el egoísmo y la mentira, está el diablo.
Adonías supo a quién buscar, buscó a los más cercanos, es que él no quería ser la única espina de su Padre, por eso utilizó a sus amigos queridos, para que el dolor fuera mayor. Sin embargo no llamó a Natán, ni a Benaía, ni a los grandes, ni a Salomón su hermano. ¿Por qué no los llamó a ellos? Porque eran grandes, pero esa grandeza dependía de su relación con Dios.
Sólo el que tiene una relación personal, diaria, auténtica con Jesucristo, mostrará los frutos espirituales del perdón, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, mansedumbre, templanza y no caerá en la tentación de criticar con el fin de dañar a su hermano, pariente o amigo amado.
Si pudiera escoger quisiera unirme al grupo de Natán y esos grandes que no le dieron la espalda a David, el ungido de Dios, grandes lecciones para nosotros, seamos fieles a la Palabra, nada es mejor que la Palabra de Dios.
Este devocional me hace reflexionar sobre la condición de mi amado Perú, hoy se levantan los odiadores para dividir más al país, en vez de concentrarse en la plaga que nos azota, muchos interesados buscan su conveniencia y por eso siembran más cizaña y odio.
Como creyentes oremos, oremos y busquemos los frutos espirituales para sembrar compasión, perdón, restauración y justicia divina para nuestros compatriotas. Que Dios nos use para traer luz y paz en este tiempo de división y caos.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales









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