Buscamos hombres de fe

“Recorred las calles de Jerusalén, y mirad ahora, e informaos; buscad en sus plazas a ver si halláis hombre, si hay alguno que haga justicia, que busque verdad; y yo la perdonaré. Aunque digan: Vive Jehová, juran falsamente.” Jeremías 5:1-2

Este capítulo me hace recordar a Abraham cuando apeló sinceramente al Señor por la ciudad que iba a ser castigada por su maldad, él no sólo se preocupó por su sobrino Lot, él sintió una tremenda carga espiritual por los que serían disciplinados, y clamó al Señor porque como Juez justo, no podría castigar al inocente de la misma manera que castigaría al culpable.

La oración de Abraham fue intercesora porque actuó como un abogado que intercede defendiendo a un acusado, lo interesante es que le suplicó al Señor como si esta gente de Sodoma y Gomorra tuvieran algo de inocencia, Abraham no los juzgó, y le hizo “recordar” al Señor quizá habrían 50 justos, luego apeló por 45, 30, 20, y 10. Quizá Abraham fue insistente porque en el fondo le costaba creer que no hubiera un solo justo en esa ciudad.

Jeremías también quiso creer que en su ciudad habría alguien temeroso de Dios, pero sólo habían religiosos y no creyentes sinceros y obedientes, Jeremías no pudo hallar a nadie, como Abraham, sin embargo no se cansó de buscar.

La religión no es suficiente para Dios, en realidad es sólo un disfraz que te pones para aparentar ser alguien por fuera, pero Dios mira el corazón. Jerusalén era la ciudad capital y el centro de adoración de Judá, sin embargo el Señor no pudo encontrar al menos una persona justa y veraz en toda la ciudad.

Aun los líderes que conocían las leyes de Dios, se hicieron como si no entendieran las leyes divinas y en vez de guiar al pueblo a la obediencia y sumisión se enamoraron de las doctrinas paganas, más convenientes para no perder la popularidad de su gente. Se suponía que como líderes espirituales debían enseñar y guiar al pueblo, pero en lugar de eso los guiaron al pecado con una religión hueca y frívola. Jeremías los vio como pobres y enloquecidos (ignorantes).

“Pero yo dije: Ciertamente éstos son pobres, han enloquecido, pues no conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios.”

Por lo tanto, la búsqueda de Dios en Jerusalén fue total, no había seguidores verdaderos en ningún nivel de la sociedad. Esto es algo que se puede repetir en nuestros días sino enseñamos lo que es el temor a Dios. Jeremías podía encontrar a muchas personas religiosas en Jerusalén, muchas de las cuales juraban en el nombre de Dios diciendo: “Vive Jehová.” y sin embargo, no podía encontrar a una persona que buscara al Señor sinceramente.

Una de las fotos que están guardadas en mi memoria es mi papá arrodillado al pie de su cama orando por mi, estuve enferma en mi adolescencia y él como padre preocupado, pero hombre de una fe sincera, sabía que el único que podía sanarme era el Señor. Esa fe de mis padres fue la que me formó en mi vida cristiana.

El testimonio es muy importante para formar creyentes auténticos. El pecado de desviar a otros a través de nuestro ejemplo, sobre todo a los hijos, es un pecado por el que Dios nos hará responsables.

Oremos: Padre amado, ayúdame te ruego a ser una madre que de ejemplo del amor que te profeso, un amor que me lleva a obedecerte primero, a servirte sin cansarme, a predicar con humildad, a enseñar cada día tu verdad completa, a orar como Abraham, y Jeremías rogando que hayan cristianos sinceros que te adoran en espíritu y en verdad. Amén.

Con amor

Martha Vílchez de Bardales