Dios a quien servimos nos librará
- IB La Molina

- 7 jun 2021
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“He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.” Daniel 3:17-18

Esta es una historia que aprendí de niña cuando estaba en la escuela dominical, y que casi, en cada escuela bíblica de vacaciones me la repitieron, los amigos de Daniel en el horno de fuego, la elección de un grupo de jóvenes de no dejarse convencer de hacer algo que iba en contra de Dios y su Palabra.
Confieso que la valentía de esos jóvenes fue una inspiración, porque cómo era posible que siendo tan tiernos y vulnerables, sin embargo tuvieron la firme convicción de no dejarse dominar por alguien tan poderoso como el rey .
Siendo muchachita quise imitar la fortaleza de esos chicos, por eso cuando empecé a experimentar de manera personal la presión del mundo, la carne y los deseos naturales de la juventud, Daniel y sus amigos me hicieron recordar que la vida cristiana es difícil pero que las convicciones espirituales deben ser tomadas completamente en serio. Las convicciones se deben vivir sobre todo fuera del templo. ¡Y qué casualidad que justamente en estos días de pandemia es donde estamos todos, fuera del templo!
Como sabemos, Nabucodonosor fue un gobernante lleno de soberbia y orgullo. Como no era controlado por Dios sino por el mismo Satanás, tenía todas las características que llevaron al demonio a rebelarse contra Dios. Su orgullo, prepotencia, manipulación y mentira eran parte de su personalidad. Estas maneras eran evidentes del diablo porque su arrogancia y soberbia eran quienes lo dominaban, cuando un gobernante no tiene fe en Dios sólo trae dolor a su nación.
Un gobernante que está lleno de orgullo, se siente el único necesario, el más inteligente, el que puede salvar la nación y el más justo y magnánimo. Es tan diferente a una persona que tiene temor a Dios. Nabucodonosor era un rey sin temor al Señor. Él tenía un ego muy grande, así que decidió que su gobierno sería el mejor de todos, por lo tanto tenía que ser duradero, él se encargaría que su imagen sea inolvidable.
Este gobernante necio hizo entonces una imagen que representaba su poder y como hacen los dictadores, declaró un decreto, que todos los hombres se tendrían que inclinar y adorar la imagen. Los que no lo hicieran serían condenados a muerte por fuego en un horno. Este dictador quería que la lealtad de sus súbditos fuera evidente a sus ojos, y como tenía puros consejeros /aduladores a su lado, ellos en vez de hacerlo recapacitar, sólo accedían a todo como si fuera voz de dios.
Los que participaban del gobierno eran los sátrapas, funcionarios políticos de cada provincia. Los prefectos o príncipes eran jefes militares. Los gobernadores o capitanes eran los jefes de secciones de las provincias. Y los consejeros eran sus asesores y jueces de alto rango. También estaban los tesoreros y los magistrados que eran funcionarios legales de nivel inferior. Estos grupos representaban a todos los funcionarios del gobierno administrativo del amplio imperio, y hablaban muchos idiomas diferentes, todos ellos eran los ojos y manos de Nabucodonosor pero ninguno de ellos, tenía temor a Dios. ¡Que difícil es cuando la nación es gobernada sin la guía de Dios! Pero en ese caso, la Iglesia es la llamada a estar unida en la brecha de la oración.
La orden se dio: Cualquiera que no se postre y adore, inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego ardiendo: Este mandato fue respaldado por una amenaza poderosa, ser quemado vivo. Nabucodonosor consideraba la negativa de adorar a la imagen que representaba su poder, su gobierno, su propia imagen, como traición y los traidores merecían ser asesinados.
Los amigos de Daniel eran conocidos por su integridad, así que fueron aconsejados a no negarse ante este decreto. Me imagino a esos chicos jóvenes obligados a tomar una decisión rápida que iba contra todo lo que ellos conocían y amaban. Pero Dios les había dicho: "No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas ni las honrarás, porque yo soy Jehová, tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia por millares a los que me aman y guardan mis mandamientos". (Éxodo 20:3-6).
Más los amigos de Daniel no estuvieron dispuestos a doblar sus rodillas ante esta imagen ni ninguna cosa que suplante al Señor y único Dios, así que no quedaba nada más, que fueran castigados. Hoy día también estamos tentados a seguir el camino fácil de acomodarnos a la conveniencia del mundo, sólo los que tienen comunión con Dios tendrán el valor de negarse completamente a hacer lo que el mundo promueve.
Entonces ante la negativa de los tres valientes, Nabucodonosor se llenó de ira, él tenía un temperamento incontrolable. En su arranque extremo de emocionalismo, o de rechazo ante su egocentrismo, el rey descargó su ira sobre estos hombres a quienes el previamente había favorecido. El fuego del horno se calentó siete veces más de lo normal. Esto último no era necesario, pero revela lo que había en el corazón de este iracundo.
En un momento del gobierno de Nabucodonosor, él, por la influencia de Daniel, llegó a declarar que Jehová era el verdadero Dios, pero así son algunos políticos, muy pronto olvidan sus palabras:
“El rey habló a Daniel, y dijo: Ciertamente el Dios vuestro es Dios de dioses, y Señor de los reyes, y el que revela los misterios, pues pudiste revelar este misterio.” ¡Qué rápido olvidó este rey sus palabras, porque aunque estaba viendo a tres muchachos creyentes en el Dios de Daniel, más pudo su vanidad y les exigió obediencia a lo que ellos declararon:
“No es necesario que te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará.”
No sé si has tenido que enfrentar una gran prueba en tu vida cristiana, ese momento en donde has tenido que decidir obedecer a Dios ante todo, a pesar de lo que digan los demás, a pesar del peligro que corres, a pesar de necesidad o lo que tuviste que negarte con tal de no traicionar a tu Señor, aquí esta el ejemplo de Daniel y sus amigos, espero que sea de inspiración para ti.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales









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