Disciplina con amor

“Y ustedes, pueblo de Israel, no tengan miedo ni se asusten; yo haré que vuelvan de Babilonia, adonde fueron llevados como esclavos. No tengan miedo, israelitas. Ustedes son mi pueblo; Yo les prometo que volverán a vivir tranquilos porque yo estoy con ustedes. Destruiré a todas las naciones por las que los dispersé, pero a ustedes no los destruiré; sólo los castigaré por su bien, pues merecen que los corrija. Les juro que así lo haré.” Jeremías 46:27-28

Después de que los babilonios conquistaron Jerusalén y Judá, los que quedaron fueron un pequeño remanente que vivía en permanente estado de zozobra porque los babilonios representaban para ellos un peligro constante, por eso si hubiera sido decisión de ellos, habrían escapado a Egipto donde se sentían más seguro, aunque Dios había declarado su voluntad: “No vayan a Egipto y confíen en mí.”

“Pero tú, Jacob siervo mío, no temas; no te asustes, Israel. Porque te salvaré de un lugar remoto; y a tu descendencia, del destierro. Jacob volverá a vivir en paz; estará seguro y tranquilo. Tú, Jacob, siervo mío, no temas, porque yo estoy contigo afirma el Señor”.

Judá estaba en el exilio, no porque el Señor quiso maltratarlos, estaban allí, en cautividad, por sus grandes pecados, idolatría, deslealtad y desobediencia. Pero el Señor no puede negarse a sí mismo, por eso en su misericordia, les prometió terminar con su dolor, darles libertad, y encima, que podrían regresar a su tierra y allí tendrían por fin descanso.

Pero el pueblo pagano no recibiría el mismo trato que Judá, mientras la nación elegida no sería destruida del todo, el juicio de Dios en contra de las naciones corruptas sería muy diferente que la corrección de su pueblo. Los reinos paganos y sus imperios pasarían a la historia, pero a Israel no lo destruiría del todo, porque ellos eran el pueblo del pacto.

Esto debería alegrar tu corazón mi hermano que lees este devocional, porque si el Señor te ha tomado como su hijo, eres suyo, y por eso aunque a veces puedas merecer el castigo o la prueba, esa aflicción es parte de tu corrección, y aunque sea dolorosa no serás probado más de lo que puedas soportar, aunque estés corregido, golpeado, humillado, y dolido, Dios no te cortará de raíz porque le perteneces.

Dios dijo: “Sino que te castigaré con justicia”

Todo juicio de Dios sobre sus hijos son evidencia de su gran amor y cuidado hacia nosotros. Como un padre fiel Él castiga a los suyos y no los deja ir hasta confirmar que hayamos aprendido la lección.

Si eres padre o madre, aquí tienes un ejemplo maravilloso de la manera cómo el Padre Eterno nos corrige, disciplina y encamina para ser enseñados en el temor a Dios. No seas tonto, no huyas de esta autoridad delegada, corrige, enseña, discipula, guía, exhorta, da límites, enseña a temer a Dios.

Oración

Padre nuestro, Señor amado, reconozco que tu eres mi Dios y mi Padre, declaro que soy tu hijo, salvado por el sacrificio de Cristo, tu Hijo en la Cruz. Ayùdame mi Señor por favor a no dudar jamás de tu misericordia, no quiero huír de tus planes, más bien me quiero sujetar y si debo ser corregido, acepto tu disciplina porque se que es lo mejor para mí. Me aferro a las promesas que me das en tu palabra y con eso alimento mi esperanza de ser moldeado a tu imagen y semejanza. Amén

Martha Vílchez de Bardales

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