El Amor de Dios alcanza, donde yo no llego
- IB La Molina

- 25 ago
- 3 Min. de lectura
“Pueblo mío, atiende a mi enseñanza; presta oído a las palabras de mi boca. Hablaré por medio de parábolas y revelaré misterios de antaño, cosas que hemos oído y conocido y que nuestros antepasados nos han contado. No las esconderemos de sus descendientes; hablaremos a la generación venidera del poder del Señor, de sus proezas y de las maravillas que ha hecho.” Salmos 78:1-4

Siempre que leas la Biblia, no te quedes solo con el versículo que te consoló o alegró el corazón. Es importante leer todo el capítulo para comprender su contexto y el mensaje completo. Hoy quiero compartir contigo el Salmo 78. Como se trata de un devocional breve, no puedo escribir los setenta y dos versículos que contiene, pero sí quiero explicarte por qué este salmo es tan valioso para nosotros, especialmente como creyentes responsables de cuidar y guiar a nuestra familia espiritual.
El Salmo 78 es un salmo de enseñanza y memoria, escrito para recordarnos la fidelidad de Dios y las obras poderosas que hizo en favor de su pueblo. El salmista nos hace recordar la constante infidelidad y rebeldía de Israel, aun después de haber gozado de la protección y provisión de Dios. ¡Cada milagro fue una maravillosa experiencia! Pero esta nación elegida fue ingrata. Esto nos enseña algo muy importante: como mayores y responsables de hijos y nietos, tenemos la tarea de transmitir la fe con palabra y ejemplo, para que no se repitan los errores de generaciones pasadas.
“A pesar de todo, siguieron pecando y no creyeron en sus maravillas. Por tanto, Dios hizo que sus días se esfumaran como un suspiro, que sus años acabaran en medio del terror. Si Dios los hería de muerte, entonces lo buscaban, y con ansias se volvían de nuevo a él. Se acordaban de que Dios era su Roca, de que el Dios Altísimo era su Redentor. Pero entonces lo halagaban con la boca y le mentían con la lengua. No fue su corazón sincero para con Dios.” Salmo 78:32-37
En estos versos podemos tener una imagen clara de esta nación, y hasta nos molesta leer sus actitudes de rebeldía. Ellos, aun viendo las maravillas de Dios, pecaron y se apartaron, mostrando obediencia solo de palabra y no de corazón. Dios, sin embargo, siempre tuvo compasión y perdonó, demostrando su fidelidad (Salmo 78:33-38).
Esta Palabra es una clara advertencia para nosotros. Nos recuerda que, aunque veamos indiferencia o rebeldía en nuestras familias, no podemos resignarnos ni normalizar estas actitudes. Debemos reconocer que muchas veces la indiferencia de los hijos y nietos se ve influenciada por nuestro propio mal ejemplo o falta de voluntad para enseñarles.
Como mayores, con hijos y nietos a nuestro cuidado, nuestra responsabilidad ante Dios es grande. Cada palabra, cada decisión, cada oración cuenta para formar generaciones que aprendan a amar y confiar en Él de verdad. Nuestra vida debe reflejar obediencia, humildad y compromiso con Dios, para que nuestra familia no solo contemple milagros, reciba bendiciones o goce de prosperidad, sino que también responda con gratitud, fe y obediencia.
No nos resignemos ante la indiferencia de nuestros hijos o nietos. No nos contentemos con pequeños gestos de arrepentimiento si no hay cambios de corazón, porque entonces no hay sinceridad. Recordemos que nuestro ejemplo diario, nuestras palabras y nuestra fe activa pueden marcar la diferencia entre una generación que se aleja de Dios y una que lo sigue con corazón sincero.
Oración: Señor, ayúdame a ser ejemplo de obediencia y fe para mi familia. Que mi vida y mi testimonio transmitan tu amor y fidelidad, para que las generaciones que me siguen no se aparten de Ti. Amén.
Con amor
Martha Vilchez de Bardales
Cada devocional que comparto nace de la oración y del deseo profundo de acompañarte en tu caminar con el Señor. Este ministerio no es mío, es de Dios, y Él ha sido fiel para sostenerlo hasta hoy.
Si el Señor pone en tu corazón sembrar una ofrenda de amor, estarás ayudando a que este servicio siga llegando a muchas mujeres y familias que necesitan una palabra de aliento.
Puedes hacerlo a través de:
Cuenta en soles: 0011-0145-0200449680
CCI: 01114500020044968004
Cuenta en dólares: 0011-0145-0200449699
CCI: 01114500020044969904
Yape: 998392845
Gracias por tus oraciones y por tu generosidad. Lo que das con amor no se pierde: el Señor lo multiplica en bendiciones para ti y tu familia.









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