“Navidad Sin Miedo: El Gozo Que Venció al Afán”
- IB La Molina
- hace 3 días
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“Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.” Lucas 2:8-11

Ayer tuve que ir al centro de Lima para buscar regalos que llevaremos a los niños de las comunidades de Puno. ¡Qué multitud! Multitudes apuradas, rostros tensos, personas desesperadas por encontrar algo… y, sinceramente, percibí más miedo que alegría, a decir verdad yo tembién tuve un poco de miedo porque parecía que el miedo por la inseguridad es contagioso. En medio de esa agitación pensé:
“Esto no fue lo que Dios quiso para nosotros en Navidad”.
Y justo ahí, el Señor trajo a mi mente este pasaje: “No temáis”.¡Qué mensaje tan perfecto para nuestro tiempo!
1. La Navidad comenzó lejos del afán
El nacimiento de Jesús fue anunciado de manera sencilla, íntima, sin la pompa que acompaña el nacimiento de un rey terrenal.Dios escogió a pastores anónimos, en medio de la noche, para revelar la noticia más gloriosa de la historia. La gloria del Señor los rodeó y ellos, entendiblemente, tuvieron miedo.
Pero el ángel les habló con una orden divina que atraviesa los siglos:“No tengan miedo.”El verbo phobeo (imperativo presente) significa: dejen de temer… detengan ese miedo que ya empezó a invadirlos.
¡Es exactamente lo que necesitamos escuchar hoy!
2. Dios siempre le dice a Su pueblo: “No temas”
Desde Abraham hasta Juan en Apocalipsis, la Escritura repite una y otra vez este mensaje.¿Por qué? Porque el corazón humano se asusta fácilmente… especialmente cuando mira la vida sin Cristo al centro. Pero el ángel explica la razón del mandato:“Les traigo buenas noticias que serán de gran alegría para todo el pueblo.”
El Evangelio no provoca temor. El Evangelio provoca alegría:una alegría que no depende de lo que compramos, alcanzamos o acumulamos,sino de lo que Dios nos dio: a Su Hijo.
3. El afán moderno nos roba la Navidad
Hoy muchos corren detrás de regalos, ofertas, listas interminables… y sin darse cuenta llevan cargas que Dios nunca puso sobre ellos. Nos afanamos, nos frustramos, nos preocupamos. Pero Dios no nos llamó a celebrar el nacimiento de Su Hijo desde el agotamiento, sino desde el descanso del corazón. La verdadera Navidad es humilde y gloriosa al mismo tiempo:un niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre… ¡pero qué Niño! El Salvador. El Cristo. El Señor.
4. El Evangelio siempre empieza así: “No temas”
El mensaje del ángel no solo calmó el miedo de los pastores; abrió la puerta a la esperanza del mundo.Cada vez que Dios nos dice “no temas”, es porque Él trae consigo Su presencia, Su provisión, Su plan y Su salvación.
Por eso, en medio del bullicio, entre colas y compras, recordemos: La alegría de la Navidad no se compra. La navidad no se encuentra en la tiendas. La Navidad no la da un regalo…¡la da un Salvador!
5. Un llamado a los hijos de Dios
Como cristianos tenemos la responsabilidad de mostrar al mundo que la Navidad no es afán, ni competición, ni estrés… sino adoración.Si dejamos que el miedo al “no alcanzar”, al “no tener”, al “no llegar”, domine nuestro espíritu, perderemos de vista lo más importante. Hoy el Señor sigue diciendo:“No temas. Yo te doy el verdadero gozo.”
Que en esta Navidad podamos detenernos, respirar profundamente y recordar que el mayor regalo ya nos fue dado.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales





