El ocaso del valiente
- IB La Molina

- 3 mar 2021
- 5 Min. de lectura
"Y tuvo Gedeón setenta hijos que constituyeron su descendencia, porque tuvo muchas mujeres. También su concubina que estaba en Siquem le dio un hijo, y le puso por nombre Abimelec. Y murió Gedeón hijo de Joás en buena vejez, y fue sepultado en el sepulcro de su padre Joás, en Ofra de los abiezeritas. Pero aconteció que cuando murió Gedeón, los hijos de Israel volvieron a prostituirse yendo tras los baales, y escogieron por dios a Baal-berit." Jueces 8:30-33

Este capítulo debe ser leído por completo, te animo a abrir tu Biblia para que puedas tener una mejor comprensión de las victorias y fracasos de Gedeón.
Este capítulo comienza con la tribu de Efraín quejándose con mucha ira contra Gedeón, como en ese momento ya casi la guerra había terminado con la victoria de Israel, según ellos, estaban ofendidos porque Gedeón no los convocó desde antes de empezar la batalla:
“¿Qué es esto que has hecho con nosotros, no llamándonos cuando ibas a la guerra contra Madián? Y le reconvinieron fuertemente.”
Cuando alguien te grita con ira, te llama la atención como si hubieras hecho algo con maldad o te acusa de tener bajas intenciones, la mayoría quiere detener los insultos para defenderse, pero Gedeón no hizo eso. Los hombres de Efraín se quejaron porque ellos creían haberse perdido “la gloria de la victoria”, pero tuvieron siete años que soportaron una opresión madianita y no hicieron nada.
En realidad la tribu de Efraín estaba sufriendo de un sentimiento conocido como “celos” estaban celosos de no ser parte de la victoria contra Madián. En lugar de estar celosos del reconocimiento que otros recibían, ellos debieron estar felices de que el pueblo de Dios fue rescatado, y que tuvieron una parte en la victoria. Pero los celos estorban la obra de Dios.
Les llamo la atención ante la reacción de Gedeón, él se controló y encima los trató con comprensión y bondad. Les respondió muy amablemente y muy sabiamente:
Gedeón: ¿Qué he hecho yo ahora comparado con vosotros?
Gedeón resaltó y le dio gran importancia a lo que habían hecho los de la tribu de Efraín, incluso les dio más crédito a ellos minimizando su propio trabajo, hasta les agradeció por su valiente servicio. En esto mostró su autocontrol y discreción. Cuando las personas te reprenden con dureza, pierdes si tratas de defenderte, la mejor manera de lidiar con ellos es con una respuesta suave para apagar su ira.
Después de ese encuentro, Gedeón siguió la marcha con sus 300 valientes quienes a pesar del cansancio, siguieron persiguiendo a los enemigos, entonces pararon en Sucot y pidió refuerzos para alimentar a su pequeña tropa. Y dijo a los de Sucot: "Yo os ruego que deis a la gente que me sigue algunos bocados de pan; porque están cansados, y yo persigo a Zeba y Zalmuna, reyes de Madián.”
Los de Sucot deben haber mirado con incredulidad a ese pequeño batallón, seguramente en sus mentes, lo compararon con los batallones de Madián, y entonces pensaron, si los ayudamos a Gedeón, los madianitas se enteraran y nos castigarán, así que no te daremos nada. ¿Acaso ya les ganaste para que vengas a pedirnos nuestro pan? En esa respuesta había traición y más adelante recibirían su merecido. Pero los de Sucot no fueron los únicos traidores, también en Peniel pidió ayuda y le respondieron los mismo, dándoles la espalda.
Cuando los valientes de Gedeón siguieron luchando hasta alcanzar a todos los reyes enemigos, lo hicieron sin el apoyo de sus compatriotas, lo hicieron sin contar con lo necesario para alimentarse, siguieron a pesar del cansancio.
Si estás comprometido con la obra de Dios, no significa que nunca te cansarás, o que no te sentirás frustrado por la falta de apoyo, toda obra digna necesita sacrificio y perseverancia. Tienes que seguir sirviendo aunque sientas dolor, fastidio o cansancio. Dios da fuerzas al que no tiene ninguna.
Gedeón siguió en batalla con sus valientes y no cesaron hasta liquidar al último enemigo. El resultado de todo fue que quisieron hacerlo rey:
“Y los israelitas dijeron a Gedeón: Sé nuestro señor, tú, y tu hijo, y tu nieto; pues que nos has librado de mano de Madián. Mas Gedeón respondió: No seré señor sobre vosotros, ni mi hijo os señoreará: Jehová señoreará sobre vosotros.”
Ya en esa época los israelitas querían tener un gobernante sobre ellos, quizá para no tener a Dios como Señor. Ellos tenían una teocracia, así que no necesitaban otro rey que Jehová. Desde su creación como nación tuvieron esta distinción. Este gobierno era su rasgo distintivo y su secreto de poder entre las naciones que los rodeaban. Por eso la disciplina recurrente por la que pasaron fue el resultado de su rebelión contra el gobierno de Dios, y estos castigos constituyeron el método divino para restaurarlos a ese gobierno.
Sin embargo, cuando ellos encontraron alivio en los jueces que fueron levantados por Dios, comenzaron a anhelar algún gobernante, visible y de su propia elección. Se atrevieron a tentar a Gedeón proponiendo una gobernación hereditaria. Pero él declinó. Esta es la verdadera actitud de todos aquellos a quienes Dios levantó para guiar y liberar a su pueblo. El liderazgo de los siervos de Dios debe detenerse siempre ante la soberanía de Jehová.
La misión de los siervos de Dios nunca es la de reemplazar el gobierno divino; sino de interpretarlo y de llevar al pueblo a reconocerlo y someterse al Único Dios.
Tengo que terminar con Gedeón, él que actuó con valentía, prudencia y dependencia a Dios, ahora dejó que su corazón fuera dominado por la ambición. El corazón humano es verdaderamente más engañoso que todo lo demás (Jeremías 17: 9). Gedeón les hizo una petición:
“Quiero haceros una petición; que cada uno me dé los zarcillos de su botín” (pues traían zarcillos de oro, porque eran ismaelitas).
Aparentemente estaba pidiendo algo pequeño, total había trabajado duro y aparentemente se merecía su paga, pero deben saber que esas joyas estaban asociadas a la adoración a ídolos. Ese pedido no tenía nada de inofensivo, Gedeón no era un muchachito inocente y sin malicia, el hombre que se volvió un valiente con la fuerza del Señor, el que corrió la carrera sin desmayar, sin embargo no terminó la carrera como el apóstol Pablo y otros siervos de Dios.
Sucedió que Gedeón con todo el oro que juntó (que fue más de lo que se imaginó) hizo un efod, como el que usaban los sacerdotes del tabernáculo, quizá con la supuesta intención de no ser adorado, pero todo Israel se prostituyó adorando ese objeto, así que fue más de tropiezo que bendición.
Israel tuvo 40 años de paz, pero Gedeón próspero, tranquilo y sin preocupaciones, se hizo un harén y tuvo muchísimas mujeres e hijos. No es suficiente el comenzar bien con Dios. Debemos de continuar a través de toda nuestra vida Cristiana siendo temerosos y santos.
Dios nos de temor santo para nunca apartarnos de Él
Martha Vílchez de Bardales









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