El plan Divino

"Entonces otra vez les dijo: La paz sea con ustedes. Así como me envió el Padre, yo también los envío a ustedes. Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: Reciban el Espíritu Santo. Cualquier pecado de la gente que ustedes perdonen, Dios también perdonará ese pecado, y cualquier pecado que no perdonen, Dios tampoco perdonará ese pecado." Juan 20: 21-23

Si Joel profetizó que Dios iba a “derramar su Espíritu sobre toda carne…” Joel 2:28, Jesús cumplió la profecía cuando dijo: “Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. A quienes remitiereis los pecados les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos”.

Nótese que el don del Espíritu Santo es parte del plan divino:

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Paso 1: Dios envió a su Hijo, el Señor Jesús.

Paso 2: Jesús vivió, sufrió, murió y resucitó por nosotros.

Paso 3: A su partida, los discípulos son enviados a llevar el Evangelio.

Paso 4: Los discípulos reciben al Espíritu Santo para cumplir la misión.

Paso 5: Todos los creyentes son templo del Espíritu Santo.

Paso 6: Todos los creyentes son llamados a ser testigos de Jesucristo.

Paso 7: Cada creyente es responsable de cumplir la misión.

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Y somos tan responsables, que Jesús nos delegó la posibilidad de “remitir o retener” pecados, que es una expresión similar a la que usó otro profeta: “A ti te he puesto por centinela… Cuando yo le diga al malvado: ¡Vas a morir!, si tú no le adviertes… el malvado morirá por su pecado, pero a ti te pediré cuentas de su sangre” Ezequiel 33:7-8

¡Tenemos la responsabilidad de advertir que el juicio viene, y que ahora es tiempo de reconciliarse con Dios!

Aunque cada uno pasa por una circunstancia particular, todos somos templos del Espíritu, y todos debemos cumplir con la misión de hablar de Jesús. Te animo a entregar tus cargas, confiar en la protección de Dios y poner tus labios a su disposición.

¡Hoy tenemos un día para hablar del Señor Jesús! Espero que Dios use tu vida para bendecir a otros.

Pastor Miguel Bardales