Escoge entre la vida o la muerte

“Y a este pueblo dirás: Así ha dicho Jehová: He aquí pongo delante de vosotros camino de vida y camino de muerte.” Jeremías 21:8

Jeremías recibió a los mensajeros del rey, ellos fueron enviados para buscar una palabra de aliento ya que sabían que el final se acercaba, estos enviados esperaban una respuesta favorable de parte de Dios, ya que el Señor les había prometido protección, según ellos, incondicional, pero se encontraron con una respuesta inesperada de parte del profeta.

Algunos cristianos el día de hoy también cubren sus faltas argumentando que Dios es generoso en perdonar, creen que es un exceso declarar que Dios pide toda la vida así que para ellos es suficiente con un poco de todo, por ejemplo: un poco de congregarse, un poco de ofrendas, un poco de oración y de vez en cuando un poco de servicio. Algunos creen que basta con tener un poco de temor de Dios y mantener un poco de respeto por la religión; pero estos gestos hipócritas se desvanecen e incluso desaparecen en la menor ocasión. Así sucedió con Sedequías; era por así decirlo neutral, porque ni adoraba seriamente a Dios ni lo despreciaba.

Por eso el rey envió mensajeros a Jeremías. Sabía que mientras Dios estaba disgustado con ellos, no se podía esperar seguridad ni protección; pero lo que no entendía era la manera de apaciguar la justicia de Dios, ni tenía ningún deseo real de reconciliarse con él; como es el caso de los hipócritas, quienes, aunque desean que Dios sea bondadoso con ellos, cuando se les ofrece la misericordia y el perdón de Dios, la rechazan abiertamente porque no ven motivos de arrepentirse.

Otra vez veo a un Jeremías valiente, firme y parado delante de los mensajeros no dudó en declarar el veredicto del Señor. La profecía de Jeremías fue directa al punto. Dios no haría “maravillas” (Jeremías 21:2) para rescatarlos de la invasión babilonia que se aproximaba. Su esfuerzo de defenderse sería inútil. Lo único que les quedaba por hacer era rendirse porque el Señor no haría como lo hizo antes, defenderlos de sus enemigos.

“Esto dice el Señor: ‘¡Elijan entre la vida y la muerte!

Cuántas veces el Señor le pidió a su nación santa que eligiera seguirle para que le vaya bien, pero ellos no quisieron escuchar. Ahora sólo le quedaba a Israel reconocer humildemente el justo juicio de Dios sometiéndose a un castigo temporal y soportando el exilio con una mente resignada. Esto fue increíble para los judíos, y sin duda se llenaron de rabia cuando se enteraron de que iban a morir en la santa ciudad que Dios protegía; porque allí estaba su santuario, y ellos consideraron que nunca iban a perder esta seguridad.

Jeremías aconsejó rendirse al juicio del Señor, lo cual era el primer paso para un futuro perdón y restauración.

Nosotros ganamos nuestras vidas cuando las perdemos. Ganamos cuando reconocemos nuestras faltas, cuando renunciamos a nuestros propios sueños y le entregamos al Señor la vida entera. Hay que recordar las palabras de nuestro Señor cuando dijo en cuatro ocasiones distintas: ‘Aquel que ama su vida la perderá; y aquel que pierda su vida por causa de mí, vivirá.”

Con amor

Martha Vílchez de Bardales

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