Lo que más deseo en la vida
- IB La Molina

- 26 abr 2022
- 3 Min. de lectura
“Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.” 1 Corintios 13:11-13

El fin de semana tuve un paseo con mi familia de parte de mis padres, nosotros somos muchos con el apellido Vílchez, es que mis padres tuvieron once hijos, por lo tanto hay nietos, bisnietos y hasta tataranietos. Lo más lindo fue tener tiempo para conversar con la familia, los recuerdos de mi padre acerca de sus consejos y carácter fue lo más hermoso que escuché. Fue como volver a tener a mi padre a mi lado.
Menciono esto como inicio del devocional porque estos versos me hacen pensar en frases que él aprendió en su tiempo con Dios y repitió durante toda su vida a todos sus hijos: “Sólo Dios y su Palabra debe ser lo primero de tu vida”: “Puedo amar a mis hijos con todas mis fuerzas, pero nada compite con mi amor a Dios, sólo Él es Primero”.
De vez en cuando él nos confrontaba con preguntas osadas: ¿Cómo están numeradas tus prioridades? ¿Son tus prioridades el dinero, prestigio, posición, amigos, compañeros, hijos o algo más que el mundo tiene para ofrecer? ¿Qué es lo más importante para ti? ¿Es el trabajo, familia, diversión, amistades o algo más que este mundo tiene para ofrecer?
En algún momento yo pensé que ya había elegido lo mejor cuando ingresé al seminario siendo muy jovencita, pero a mí también me consultó: ¿Crees que ya sabes todo lo que necesitas? ¿Crees que el conocimiento supera al amor?
Hay un principio que se hace notorio en todo I Corintios 13:8-13. Y ese principio es: Debemos buscar primero los valores espirituales, porque las cosas que tienen valor eterno son las que siempre se quedarán contigo, mientras que las cosas que tienen sólo valor temporal, terrenal; no las podrás llevar al cielo.
Para un cristiano, solo tres cosas pueden llevarse a la eternidad: fe, esperanza y amor, pero la mayor de ellas es el amor.
Como recuerdan al empezar este capítulo notamos que la iglesia de Corinto estaba dedicada a exaltar los dones espirituales, especialmente el don de lenguas, por encima del amor. En realidad había poco o ningún amor en esa asamblea de creyentes, porque al buscar la notoriedad se llenaron de orgullo, discusiones, calumnias, culto al predicador, lucha por el poder y división en la iglesia. Pablo tuvo que escribir esta carta para ayudar a volver a unir a los cristianos de Corinto que estaban en guerra unos con otros. Y entonces les dice, “el amor nunca falla”
Como vimos antes, esto significa que “no cae, no colapsa, no se arruina, ni muere”. Es inmortal, eterno y continuará para siempre. Es permanente y tiene efectos celestiales y eternos. El amor tiene una cualidad perdurable.
Por eso el Amor a Dios y sólo la adoración y entrega a Dios debe ser lo primero en la vida, nada debe competir con esa entrega completa a Él. Sólo el amor es una virtud que tiene valor eterno. El amor que ejercemos en esta tierra tiene un significado eterno y estaremos ejerciendo el amor por toda la eternidad. Por eso es importante entender que el amor nunca termina; nunca se rinde; nunca se agota. El amor sigue llegando; cuanto más lo usamos, más hay. Nunca podemos amar demasiado o demasiado fuerte. ¿Por qué? Porque el amor tiene valor eterno.
MI padre me hizo entender que las tres grandes búsquedas del cristiano no son “milagros, poder, dones y conocimiento.” Más bien son la fe, la esperanza, y el amor. Aunque los dones son preciados, y dados por el Espíritu Santo hoy en día, nunca fueron diseñados para ser el enfoque o la meta de nuestras vidas cristianas. En vez de ello, debemos buscar la fe, esperanza, y amor. Que maravilla que a pesar que mi padre no fue un hombre perfecto pudo entender con sencillez el valor del Amor de Dios y darle el primer lugar en su vida. Eso es algo que quiero imitar con todo mi corazón.
¿De que realmente quieres más? Ya sabes que anhelar las cosas que no permanecen es buscar tesoros en la tierra que desaparecen, mejor deberías desear tener más fe, la esperanza, y amor.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales









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