Nadie está vacunado contra el pecado
- IB La Molina

- 22 mar 2021
- 4 Min. de lectura
"Fue Sansón a Gaza, y vio allí a una mujer ramera, y se llegó a ella. Y fue dicho a los de Gaza: Sansón ha venido acá. Y lo rodearon, y acecharon toda aquella noche a la puerta de la ciudad; y estuvieron callados toda aquella noche, diciendo: Hasta la luz de la mañana; entonces lo mataremos. Más Sansón durmió hasta la medianoche; y a la medianoche se levantó, y tomando las puertas de la ciudad con sus dos pilares y su cerrojo, se las echó al hombro, y se fue y las subió a la cumbre del monte que está delante de Hebrón." Jueces 16:1-3

Todos conocemos la historia del rey David cuando pecó al desear a una mujer ajena. David salió a pasear por la terraza del palacio y desde allí vio a Betsabé que se estaba bañando, la deseó en su corazón y la hizo traer a sus aposentos. Después de consumado el acto, él trató de mantener oculto su pecado, pero cuando un hombre todavía tiene temor a Dios y peca, no puede seguir su vida en paz, por eso David escribió: “Mientras no te confesé mi pecado, las fuerzas se me fueron acabando de tanto llorar. Me castigabas día y noche,
y fui perdiendo fuerzas, como una flor que se marchita bajo el calor del sol.” Salmo 32:3-4.
¡Como hubiera querido que la historia de Sansón terminara en el capítulo 15, cuando el Espíritu Santo le dio fuerzas y celo para derrotar a los filisteos! Pero esto no pasó. Sansón fue a Gaza y ahora encontró a una prostituta que le gustó.
Me parece increíble que un siervo de Dios, que hizo grandes obras en el poder del Espíritu, decida tomar a una prostituta y tener relaciones con ella, pero esta historia está en la Biblia, para que todos la leamos y estemos advertidos cuán débil es la carne. “Por tanto, el que piensa estar firme, mire que no caiga” 1 Corintios 10:12.
Sansón tenía una gran debilidad: sus deseos carnales (lujuria) lo dominaban. La lujuria es el deseo y actividad sexual exacerbados. En el área de la psicología, la lujuria está relacionada con los pensamientos posesivos con respecto a otra persona. Esto se considera un asunto de cuidado porque el individuo puede tomar una actitud peligrosa, ya que adquiere un nivel patológico que puede generar comportamientos complejos y graves.
Por ejemplo, abusos sexuales, violaciones, adulterio, prostitución, entre otros.
¡Pero Sansón era un Nazareo! ¿Cómo era posible que fuera un lujurioso? ¿Acaso fue una trampa que le puso el enemigo de Dios? Un momento, debemos reconocer que los pecados vienen de nosotros mismos. ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Santiago 4:1.
Existe una guerra interna dentro del creyente con respecto a las lujurias y la carne, pero no es algo que venga de afuera, sino que nace de nosotros mismos. Por eso debemos seguir velando y orando, para que no caigamos presa de la tentación.
Sansón quería ser usado por Dios, pero cedió a los engaños de su propia naturaleza pecaminosa. ¡Ah pero claro que mantuvo las apariencias externas de su voto Nazareo! Su hermoso y largo cabello engañaba que continuaba siendo un hombre consagrado, pero en la oscuridad pecaba descaradamente con una prostituta.
Hay tantas formas de caer en pecado y al mismo tiempo camuflarlo para que nadie se de cuenta, una visita a una página pornográfica, una conversación con un hombre o una mujer casada (con intenciones de placer) sin que el cónyuge se de cuenta, etc. Dios trae todo a la luz, tarde o temprano, pero todo sale a la luz.
Sansón hizo lo que casi todos hacemos cuando somos engañados por el pecado. Él asumió que había ciertas cosas que le incumbían a Dios y otras no. Sansón consideró que su necesidad sexual no interfería con su consagración, supuso (como algunos hombres y mujeres pueden concluir) que, mientras ofrendan, dan a los pobres, leen su biblia, etc. Ya están bien con Dios.
El engaño del pecado endurece el alma; un pecado permitido prepara para otro pecado más sucio; y todo acto de pecado se puede volver un hábito. Pecar contra la conciencia es una manera de quemar la conciencia; y por tanto, tenemos que recordar que Cristo quiere que nos guardemos de todo pecado. Porque como dice Romanos 1:21-25 Pecar es la actitud de cambiar la gloria de Dios por otras cosas que no son Dios. Es adorar y servir cosas creadas en lugar del Creador. Es despreciar a Dios y preferir otras cosas por encima de Dios.
El hecho de que pensemos que hemos vencido cierto pecado no significa que permanecerá vencido para siempre. Tenemos que estar atentos a nuestras debilidades para no volver a caer en ellas.
Para alcanzar la victoria sobre nuestras debilidades debemos estar atentos y vigilantes para reconocer qué pecado quiere volver a controlarnos.
Dios a veces nos deja sufrir las consecuencias de nuestro pecado como un medio de gracia para que cuando seamos humillados, regresemos a él con un corazón verdaderamente quebrantado.
Una vida de obediencia puede arruinarse en un momento de pasión pecaminosa.
Si pensamos que de alguna manera somos inmunes a ciertas tentaciones, y que lo que otros han hecho nunca lo haríamos, somos tontos arrogantes y farisaicos. Es posible que estemos en mayor peligro que las personas a las que criticamos.
Sansón nuevamente falló al Señor, pero a pesar de su pecado, Dios aún le dio a Sansón una fuerza sobrenatural para escapar de los Filisteos. Dios hizo esto debido a que el propósito de Dios era más grande que Sansón mismo. ¡Cuántas oportunidades le dio el Señor para que reaccionara! Mañana, si Dios quiere continuamos con Sansón.
Betsabé Martha Vilchez (Betmavil)









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