No pienses como el mundo
- IB La Molina

- 31 may 2021
- 3 Min. de lectura
“Por tanto, varones de inteligencia, oídme: Lejos esté de Dios la impiedad, y del Omnipotente la iniquidad. Porque él pagará al hombre según su obra, y le retribuirá conforme a su camino.” Job 34:10-11

Si entendiéramos los designios de Dios, seríamos iguales a Él, pero a veces creemos que lo entendemos todo y por eso si sucede algo malo decimos que “aceptamos su voluntad” cuando en el fondo pensamos que quizá estamos recibiendo la consecuencia de pecados cometidos.
Sabemos muchas cosas de Dios reveladas en su Palabra, por ejemplo que Él es Todopoderoso, que es Compasivo y Clemente, Paciente, Misericordioso y Fiel; que es Bueno, que nos ama con amor eterno, aunque no lo merezcamos y que tiene para nosotros “designios de paz y no de aflicción.
Sabemos todas esas cosas, pero cuando la desgracia viene, aunque no olvidamos la naturaleza amorosa de Dios, nos preguntamos, ¿Por qué fue su voluntad que suframos?
La cita que hoy leí temprano me tocó el corazón fuerte porque en las palabras de Eliú hay una declaración que se ha vuelto la respuesta de muchos cristianos al sufrimiento: “Porque él pagará al hombre según su obra, y le retribuirá conforme a su camino.”
Lo que pasa es que Eliú siguió la ecuación de “siempre cosechas lo que siembras” promovida por su compañero Elifaz en el primer discurso de los amigos de Job (Job 4:7-11). Lo que ellos pensaban era que Job estaba en pecado y por lo tanto estaba recibiendo lo que se merecía. Muchos cristianos en la actualidad creen la idea de Eliú y Elifaz, y la consideran una ley espiritual absoluta en vez de un principio general.
Esta “Ley de Eliú” también se ha combinado con lo que dice Pablo a la Iglesia de Galacia:
“No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.” Gálatas 6:7
Algunos toman este pasaje y lo toman como excusa para pensar y juzgar a las personas que sufren enfermedad, carestía, o cualquier desgracia, sin embargo es importante entender el contexto de la declaración de Pablo, el cual era aliento y exhortación para los cristianos a dar materialmente para el apoyo de sus ministros. Lo que obtenemos es con frecuencia lo que damos.
Quiere decir que Pablo no promovió una especie de ley de karma espiritual que asegura que obtendremos bien cuando hagamos cosas buenas o que siempre recibiremos mal cuando hagamos cosas malas. Si hubiera tal ley espiritual absoluta, ciertamente nos condenaría a todos. Más bien, Pablo simplemente relacionaba el principio de sembrar y cosechar con la manera en la que manejamos nuestros recursos delante del Señor.
Todos somos responsables de tomar decisiones que nos llevaran a recibir buenos frutos, pero también podemos esperar que la Buena Voluntad de Dios sea manifestada en pruebas que nos acercan más al Señor y a depender de él.
Hoy nuestro amado Perú tiene que tomar decisiones, entre estos ciudadanos hay millones de cristianos que estamos orando por decidir bien. Lo que aprendí ahora les comparto con humildad. No digas que si votas por tal o cual candidato no importa, porque finalmente el Perú recibirá lo que que se merece, o como consecuencia de su pecado. El avisado ve el mal y se aleja, tomemos decisiones en temor a Dios y cosecharemos buenos frutos de esas decisiones sin rencor, ni odio, ni revancha, sino en que Dios cuide y bendiga esta nación que se humilla delante del Señor.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales









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