Obedecer a Dios antes que a los hombres

“Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiendo, y dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salid y venid. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego. Y se juntaron los sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para mirar a estos varones, cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían.” Daniel 3:26-27

Todas las historias de los personajes de la Biblia nos enseñan cómo enfrentar cada momento de la vida. Recuerdo que desde muy pequeña aprendí a buscar en estas historias un ejemplo para imitar. Por ejemplo recuerdo la actitud de Moisés ante la rebelión de sus hermanos, él fue de mucha inspiración cuando recién empezamos a pastorear. O David y su valentía a la hora de enfrentar al poderoso Goliat.

Pero sobre todo Daniel y sus amigos fueron un gran ejemplo porque la actitud de ellos ante los problemas, me enseñaron que al estar al servicio de Dios y la iglesia, no me garantiza completa inmunidad y bendición. No hay ninguna promesa que nos garantice libertad de problemas.

Como estudiamos ayer, el rey Nabucodonosor era tan orgulloso que no se vio como un gobernante limitado a su nación, él creyó que su misión era consolidar su dominio unificando las muchas razas y naciones bajo su gobierno, incluyendo una religión común y un objeto de adoración. Quizá para las naciones vecinas no era problema esa sugerencia porque simplemente se trataba de añadir, un dios más a su lista. Pero no así para los judíos. Como pueblo de Dios, no podían ser fieles a su Dios y adorar a nadie ni a nada más. Si los amigos de Daniel no se mantenían firmes, quizá toda la fe judía hubiera sido eliminada.

Nabucodonosor mandó crear una inmensa imagen y organizó todo para su dedicación. Todo estaba preparado para la primera ceremonia de dedicación y adoración, la inmensa imagen, los músicos que llamarían a la adoración, los principales funcionarios y todos los ciudadanos reunidos para completar el sueño del orgulloso rey. Este primer culto era muy importante porque marcaba el inicio de la unificación del imperio, se puede decir que había una unidad absoluta en ese momento, Nabucodonosor se sentía completamente realizado, logró realizar su plan.

La orquesta dio la señal para que todos se arrodillaran en adoración de la forma cuidadosamente prescrita. Como vemos la música puede usarse para bien, pero también para promover el mal, entonces, todos en obediencia total e inmediata, se inclinaron sumisos ante el dios de oro, menos Sadrac, Mesac y Abed nego.

Cuando los hijos de Dios eligen obedecer a Dios antes que a los hombres, aparecerán los enviados del maligno para hacer lo que saben hacer muy bien: ACUSAR.

Estos acusadores vinieron maliciosamente delante del rey y dijeron que esos judíos habían despreciado la autoridad del rey, que no querían servirle, y que se negaban a obedecer negándose a arrodillarse delante de la imagen. Por supuesto que lo que les motivaba era una ambición política ya que era sabido por todos que Daniel y sus amigos habían sido promovidos a altos cargos. Los acusadores siempre son manejados por envidia, resentimiento, celos y toda clase de mal.

Creo que Nabucodonosor les dio una segunda oportunidad a esos jóvenes porque valoraba su servicio, sin embargo, su orgullo fue más grande que la gratitud, y el horno se dispuso a recibir a los hijos de Dios. Atados con fuerza y ​​todavía vestidos con su traje de fiesta, fueron llevados al horno y luego arrojados. El fuego estaba tan intensamente caliente que los encargados de la desagradable tarea de arrojar a los hombres al fuego fueron consumidos por las llamas.

Esta es la parte más maravillosa de la historia, Nabucodonosor se quedó mirando el horno porque en vez de escuchar gritos de dolor, le pareció que oía cantos de alabanza, trató de ver bien lo que ocurría y notó que había alguien más con Sadrac, Mesac y Abed nego y su semejanza era como la de un ángel, de inmediato preguntó a sus consejeros si era verdad lo que veía, sin esperar respuesta llamó a los acusados, pero esta vez los llamó, honrando sus nombres y reconociéndolos como siervos de Dios.

Cuando se nos coloca en una posición en la que debemos obedecer a Dios o a los hombres, entonces debemos obedecer a Dios y desobedecer a los hombres.

Si la obediencia a una de las leyes del hombre resultara en nuestra desobediencia a una de las leyes de Dios, debemos obedecer a Dios desobedeciendo a los hombres. Los hijos de Dios estamos expuestos a todo tipo de pruebas, ellas nos afinan y nos santifican, tenemos que estar siempre listos a obedecer a Dios aunque esto signifique sacrificio, por eso Pablo escribió guiado por el Espíritu Santo:

"Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo."

Es un sacrificio hacer o dejar de hacer algo que pueda traerte dolor o pérdida, pero todo lo que se hace en amor y fe a Dios, tiene su recompensa.

Con amor

Martha Vílchez de Bardales