Orar con valentía
- IB La Molina
- hace 4 días
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“De hecho, ¡eso ha ocurrido aquí en esta misma ciudad! Pues Herodes Antipas, el gobernador Poncio Pilato, los gentiles y el pueblo de Israel estaban todos unidos en contra de Jesús, tu santo siervo, a quien tú ungiste. Sin embargo, todo lo que hicieron ya estaba determinado de antemano de acuerdo con tu voluntad. Y ahora, oh Señor, escucha sus amenazas y danos a nosotros, tus siervos, mucho valor al predicar tu palabra. Extiende tu mano con poder sanador; que se hagan señales milagrosas y maravillas por medio del nombre de tu santo siervo Jesús. Después de esta oración, el lugar donde estaban reunidos tembló y todos fueron llenos del Espíritu Santo. Y predicaban con valentía la palabra de Dios.” Hechos de los Apóstoles 4:27-31 NTV

Mi esposo predicó un sermón que conmovió mi corazón y el de la iglesia, motivándonos a empezar un tiempo especial de oración con denuedo. Miguel nos recordó que muchas veces oramos solo pidiendo bendiciones, pero los apóstoles nos enseñan que la oración que realmente trae el poder del Espíritu Santo es la que pide al Señor (denuedo) valentía para compartir el evangelio.
Recordemos el contexto de este pasaje: Los apóstoles Pedro y Juan habían sido arrestados por sanar a un cojo en el nombre de Jesús (Hechos 3). Los líderes religiosos los amenazaron para que dejaran de predicar, pero ellos respondieron que debían obedecer a Dios antes que a los hombres (Hechos 4:19-20). La iglesia, en lugar de atemorizarse, se reunió a orar con fe: “Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra.” ¡Qué gran lección para todos nosotros como iglesia!
"Denuedo" significa valentía, franqueza, libertad de hablar sin temor. Cuando ellos oraron, no pidieron que se acabaran las persecuciones ni que desaparecieran los problemas.
Pidieron algo mayor:
Que Dios les diera valor para seguir predicando su Palabra.
Que el Señor extendiera su mano con sanidades y milagros para confirmar el mensaje.
Esta oración muestra un corazón rendido a la voluntad de Dios y un deseo ardiente de que Cristo sea glorificado, no de buscar comodidad personal. “Hermanos amados, no seamos de aquellos cristianos que solo buscan lo que les resulta cómodo o agradable. Que nuestro anhelo no sea andar de lugar en lugar en busca de lo que satisface nuestros gustos, sino permanecer firmes en la verdad del Señor, aun cuando esta confronte y desafíe nuestra vida. La iglesia primitiva nos da claro ejemplo con su oración.
El resultado de esa oración fue poderoso. El texto dice: “El lugar tembló”, señal visible de la presencia de Dios. “Todos fueron llenos del Espíritu Santo” no solo los apóstoles, sino toda la comunidad recibió poder. “Predicaban con valentía la palabra de Dios” el denuedo que pidieron fue respondido inmediatamente.
Como iglesia buscamos eso en oración, porque creemos que cuando un creyente o una iglesia ora con este mismo espíritu, el Espíritu Santo se manifiesta con poder. No es un poder humano, sino sobrenatural, divino. Las personas son convencidas de pecado y vienen a Cristo (conversiones). Dios confirma la predicación con milagros y sanidades (Marcos 16:20; Hebreos 2:4). Así ocurrió en el libro de los Hechos: cada vez que la iglesia oraba y buscaba al Señor con denuedo, el Espíritu Santo obraba en forma poderosa.
Por eso, entendí que cuando oramos con denuedo, el Espíritu Santo respalda la predicación, nos da valentía, produce conversiones y abre espacio para los milagros de Dios. Y eso es lo que anhelo para mi vida, para mi familia y para nuestra iglesia.
Queridos hermanos, que esta enseñanza nos lleve a una oración sincera y urgente: pidamos juntos valentía para predicar el evangelio. Que no callemos por miedo ni por conveniencia, sino que, llenos del Espíritu Santo, hablemos de Cristo con denuedo, con amor y con fidelidad.
Oremos: “Señor, danos valor para anunciar tu Palabra en todo lugar. Que tu Espíritu Santo nos llene de fe y de osadía, que nuestras vidas sean testimonio vivo de tu poder y que muchos puedan conocerte por medio de nuestra predicación. Confirma tu mensaje con tu presencia, con milagros y sanidades, para que Cristo sea glorificado en todo.”
Amén.
Martha Vilchez de Bardales
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