Prohibiciones divinas

"Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: No tomarás para ti mujer, ni tendrás hijos ni hijas en este lugar. Porque así ha dicho Jehová acerca de los hijos y de las hijas que nazcan en este lugar, de sus madres que los den a luz y de los padres que los engendren en esta tierra: De dolorosas enfermedades morirán; no serán plañidos ni enterrados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra; con espada y con hambre serán consumidos, y sus cuerpos servirán de comida a las aves del cielo y a las bestias de la tierra. Porque así ha dicho Jehová: No entres en casa de luto, ni vayas a lamentar, ni los consueles; porque yo he quitado mi paz de este pueblo, dice Jehová, mi misericordia y mis piedades." Jeremías 16:1-5

Desde que la pandemia del covid19 cubrió toda la tierra, los países han procurado combatir la plaga, pero los intentos han sido lentos y casi infructuosos, sin embargo aunque el miedo y la ansiedad han aumentado, la maldad del hombre ha seguido en crecimiento.

También los días eran cada vez más difíciles en época de Jeremías. La nación de Judá estaba en una situación desesperada como consecuencia de su rebeldía. En esta parte del capítulo, faltarían unos diez años para la destrucción de Jerusalén.

Jeremías ya sabía lo que le iba acontecer a la nación, el Señor mismo se lo reveló, todo lo que vendría era terrible, la nación había sido condenada y era de terror lo que vendría, por eso, ante esta realidad, el Señor le dio a su profeta mandatos que debía cumplir:

1. No te cases, ni tengas hijos ni hijas en este lugar.

2. No entres en una casa donde estén de luto, ni vayas a llorar, ni los consueles, porque a este pueblo le he retirado mi paz, mi amor y mi compasión.

3. No entres en una casa donde haya una celebración, ni te sientes con ellos a comer y beber.

Estos no eran pedidos o sugerencias para Jeremías, eran mandatos firmes que le iban a evitar dolores al profeta, así que debía cumplirlos sin reclamar. Al iniciar los devocionales sobre este libro reparé en el carácter y personalidad del autor, un hombre sensible, emotivo, muy apasionado en sus lamentos y escritos, quizá una de las razones de su emoción fue que no pudo casarse nunca.

En el Génesis el Señor mandó que la humanidad creciera, pero en esta profecía, la prohibición para que un siervo suyo se case nos muestra que la tierra no era digna de esta bendición, que un profeta de Dios tuviera una descendencia de hombres temerosos de Dios. La orden fue clara: "No tomes esposa y no engendres hijos" Por tanto, vemos que en la persona de Jeremías Dios quiso mostrar a los judíos que merecían ser exterminados de la tierra. Ésta es la importancia de esta profecía.

"Jeremías, no te cases en este país, ni tengas hijos ni hijas, porque de todos los que viven en este país, algunos morirán de enfermedades horribles, otros morirán de hambre y otros en la guerra. Nadie llorará por ellos, ni los sepultará. Sus cadáveres quedarán tendidos sobre el suelo, como si fueran basura, y con ellos se alimentarán las aves del cielo y los animales salvajes."

El segundo mandato fue más extraño: “He decidido retirar de este pueblo mi paz, mi amor y mi compasión. Así que no vayas a ningún entierro, ni llores por ningún muerto. En este país todos morirán, sean ricos o pobres, y nadie llorará por ellos ni los sepultará, ni guardará luto.

Una de las penas más duras de esta pandemia es haber limitado a los pastores y ministros el poder acompañar a las familias que sufrieron pérdidas. Aunque procuramos hacerlo por otros medios de comunicación, sin embargo el consuelo tuvo que ser limitado. Para Jeremías fue prohibido consolar a sus hermanos de Judá, él tuvo que quedarse fuera de las ocasiones de lamento de los demás como señal de la gran calamidad que vendría sobre Judá, cuando la muerte se esparciría tanto que los muertos no serían enterrados ni los llorarán. Y pensar que tan igual que en los tiempos de Jeremías hemos sido prohibidos de llorar a nuestros muertos! Que duro debió ser para el profeta no estar al lado de la nación doliente.

Y la tercera orden fue: “Tampoco vayas a ninguna boda, ni comas ni bebas nada allí. Yo, el todopoderoso Dios de Israel, te digo que pondré fin a los gritos de alegría y de entusiasmo, y a las canciones de los novios y de las novias. Eso lo verán con sus propios ojos.”

Jeremías era un hombre tierno y sensible a amar a sus conciudadanos, pero así como el Señor le prohibió casarse también le mandó separarse de todos, todo esto era hecho como una señal del juicio venidero. ¿Te imaginas tener que aislarse de todos porque sabes que ellos serán castigados? Jeremías debió sentirse muy mal. Una de las cosas que hemos procurado hacer desde que empezó la pandemia es no perder la comunicación con la iglesia y gracias a Dios se ha logrado mantener el vínculo.

Hoy el Señor no nos impide realizarnos con una pareja en el matrimonio, tampoco nos prohíbe consolar a los que sufren, y menos nos detiene de participar de la alegría y la celebración de los nuestros, pero como el Señor no cambia, si creo que estas enseñanzas están en su libro para que seamos sus emisarios y sus profetas que compartimos sobre el celo de Dios:

“Respóndeles que eso les pasa porque sus antepasados me rechazaron, no obedecieron mis enseñanzas y creyeron en otros dioses, a los cuales sirvieron y adoraron. Te juro que así fue.”

Tenemos una tarea fuerte: anunciar las Buenas nuevas y el perdón de pecados, aunque la pandemia continúe más fuerte debe sentirse el mensaje de Dios. Para eso trabajamos, y mi pequeña contribución son estos devocionales que escribo con temor y temblor. Gracias por tomarte el tiempo de leerlos.

Con amor

Martha Vílchez de Bardales

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