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Ser Madre

  • Foto del escritor: IB La Molina
    IB La Molina
  • 3 may 2021
  • 5 Min. de lectura

"Pero tú eres el que me sacó del vientre; el que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre. Sobre ti fui echado desde antes de nacer; desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios. No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; porque no hay quien ayude." Salmos 22:9-15.




Que bonito sería que nuestra memoria pudiera lograr evocar aquellos momentos cuando descansamos confiados, en el regazo de mamá. Si hacemos un ejercicio mental, algunos pueden recordar su etapa en el colegio, o desde pequeñitos cuando fue el primer día de escuela, quizá otros más profundos alcanzan a rememorar esos minutos cuando mamá les enseñó a aprender a repetir su nombre completo, pero nunca he escuchado a alguien que recuerde el tierno instante que el salmista nos conmemora.


La memoria de la ternura de una madre amorosa en la etapa temprana de la niñez es un bálsamo y una fuente de esperanza en medio del dolor. El salmista escribe comparando la ternura de su madre con el cuidado de Dios, la tranquilidad que da esta protección te permite confiar sin límites y descansar en paz en esos brazos amados.

Otro texto hermoso que hace esta comparación hermosa es la de Isaías 66:13: “Ustedes serán amamantados, llevados en sus brazos, mecidos en sus rodillas. Como madre que consuela a su hijo, así yo los consolaré a ustedes.” ¿Se dan cuenta como los autores de la Biblia una y otra vez comparan la ternura de mamá con el cuidado de Dios?


Pero volvamos a nuestro versículo original, David escribió estas palabras en un momento de mucha turbación, el sentimiento de agonía, y abandono eran tan fuertes que él quería llamar a su mamá para que lo volviera a reconfortar como cuando era niño, volver a sentir el regazo caliente de su madre, ¿Quién podría ayudarle en este tiempo de prueba así como lo hacía su madre? ¡Sólo Dios y mil veces más!


El cuidado amoroso de Dios no comienza el día que nacemos ni concluye el día que morimos, sino que va con nosotros desde antes de nacer y nos acompaña por el largo camino de la eternidad. La única ayuda segura que recibimos en la vida proviene de Dios, cuyo cuidado se prolonga más allá de la existencia terrenal.

Así como este verso hermoso que compara el cuidado de una madre, con el amor y cuidado de Dios hay otros textos que les quiero dedicar a ustedes mis amadas: Dios llama a las madres a ser:


  1. Madre de todo ser viviente. “El hombre llamó Eva a su mujer, porque ella sería la madre de todo ser viviente.” Génesis 3:20. Fue Adán quien la llamó Eva, a pesar de que ella no era madre todavía. Ni siquiera estaba embarazada. Adán la llamó así por fe, confiando en que Dios haría nacer a un libertador de la mujer, porque Dios dijo que derrotaría a Satanás a través de la simiente de la mujer. Dios le ha dado esta bendición a sus hijas ser madres de una herencia de bendición, verdaderos hijos de Dios. Hijos que traerán la verdadera vida a muchos, porque Jesús es la VIDA. Y si tus hijos tienen a Cristo pueden predicar esta vida eterna.

  2. Madre de naciones. “Yo la bendeciré, y por medio de ella te daré un hijo. Tanto la bendeciré, que será madre de naciones, y de ella surgirán reyes de pueblos.” Génesis 17:6. ¿Puedo ser yo madre de naciones? Los propósitos de Dios para nosotras como madres, va más allá de los que nuestros ojos naturales ven. Dios nos promete que tendremos una generación temerosa del Señor que irá más allá de nuestras fronteras.

  3. Madre ejemplar. “Mujer ejemplar no es fácil hallarla; ¡vale más que las piedras preciosas! Proverbios 31:10. Una madre es ejemplar porque tiene temor al Señor, ella es ejemplo y por eso inspirará a las personas a ser administradores fieles del tiempo y los talentos que Dios ha dado; su sabiduría es productiva y beneficiosa para otros, es una mujer ejemplo de valentía, sabiduría y esfuerzo y todo eso lo vive mejor en el hogar.

  4. Madre bienaventurada. “Sus hijos se levantan y la llaman bienaventurada” Proverbios 31:28. Una madre es bendecida cuando su carácter y sabiduría reflejan su comunión con Dios. Ella entonces recibe con razón las bendiciones y alabanzas de su familia. Tanto sus hijos como su esposo no solo ven sino que también hablan de la bendición de esa mujer que trae tal bendición a su hogar. Esta no es solo una descripción de la esposa virtuosa, sino también una exhortación a los hijos y al esposo a bendecir y alabar a la madre y la esposa de carácter piadoso. Sus hijos son bien educados y por eso se levantan y le dan el debido respeto.

  5. Madre de consolación. “Como uno a quien consuela su madre, así os consolaré yo”. Isaías 66:13. En estos versos es Dios quien habla con un supremo cariño a sus fieles siervos. Él mismo se compara a una madre. Nadie puede reconfortar como una madre, Dios le traerá ese tipo de confort a su pueblo. Esta es una metáfora usada para que todos puedan entender. Un padre puede reconfortar, pero cuando se trata de consolar Dios se escoge a la madre para compararse. ¡Que honor tan grande!

  6. Madre de fe sincera. “Porque tengo presente la fe sincera que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida y tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.” 2 Timoteo 1:15. La fe no fingida de Timoteo se debía, a su devota educación y a la influencia de su abuela y de su madre. La frase fe no fingida podría ser traducida literalmente, “fe no hipócrita” esto es, fe que no es una actuación. Era verdadera. ¿Es tu fe en Dios sólo una actuación o es real? ¿Qué clase de fe reflejas en los que amas?

Como les escribo a ustedes mis amadas mamis a propósito de celebrar nuestro día, tengo que hacerles una pregunta, cuestionamiento que por supuesto me he hecho personalmente al meditar en estos versos: ¿Qué ejemplos les doy a mis hijas? ¿Creo realmente que estas promesas son también para mi? ¿Cuán confiable soy para mis hijas? ¿Sé ofrecer el consuelo justo y medido en el momento preciso? ¿Tengo derecho de ser comparada al mismo nivel o por lo menos acercarme un poquito al amor que tiene Dios por sus hijos?


No nos hemos ganado el derecho de ser madres sólo por haber alumbrado a los hijos que Dios nos ha dado, este derecho de ser comparadas con la lealtad y confianza que ofrece Dios hay que ganarlo, por eso sólo para nosotras, vale esta exhortación que nos da nuestro Padre Celestial, Sara fue llamada madre de naciones, de reyes y príncipes, pero esto no fue gratuito, a pesar de su vacilación, aprendió a tener fe y Dios la premió, hoy te comparto con amor y respeto, lo que Dios me ha dicho, entrega la confianza y el consuelo que todo hijo busca en su madre, no des la espalda nunca al que espera "confiado" que seguirás siendo amiga, compañera y amante mamá.


Ofrece el consuelo y la advertencia, la dirección y la palabra llena de sabiduría, no lo olvides ¡Estas siendo comparada con Dios! Feliz día amigas, colegas y hermanas en Cristo. Las quiero de verdad.


Martha Vílchez de Bardales.


"A la mujer estéril le da un hogar y le concede la dicha de ser madre. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el SEÑOR! Salmo 113:8-9



 
 
 

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